Si estás pensando en irte a estudiar fuera (o si ya estás viviendo), debes saber que durante tu año en el extranjero las experiencias negativas van a ser parte de la aventura, así que es importante saber manejarlas.
V ivir un año escolar en el extranjero es una elección que realmente te pondrá a prueba: adaptarte a un nuevo entorno cultural, educativo y familiar puede ser un verdadero reto. Afortunadamente, una de las ventajas de confiar en una organización especializada es que siempre tendrá a mano un coordinador local para intervenir en los momentos más difíciles.
Pero la mayoría de las experiencias negativas del año en el extranjero pueden resolverse a menudo con la actitud adecuada, convirtiéndolas en oportunidades de crecimiento y evitando que estropeen todo el viaje.
Los retos del año en el extranjero
Si un mes después de tu partida sientes que detestas ciertos aspectos de tu país de acogida, no te desanimes. Se trata simplemente de un choque cultural, un fenómeno que puede afectar incluso a los viajeros más experimentados.
Recuerde que el choque cultural pasará y podrá disfrutar del resto de su estancia en el extranjero.
Sin embargo, estudiar en el extranjero también puede plantear otros retos: los estudiantes que aún no dominan del todo el nuevo idioma pueden sentirse aislados o incómodos al intentar comunicarse con la población local.
Pero si estás decidiendo si ir o no, considera que todo esto es superable y no debe ser una razón para renunciar a una de las experiencias más importantes de tu vida. Afrontándolo, saldrás una persona más fuerte y capaz.
Preguntas en caso de experiencia negativa
Antes de desanimarte, hazte estas preguntas e intenta responderlas con sinceridad:
- ¿Tengo expectativas realistas?
Difícilmente serás capaz de hablar correctamente un nuevo idioma en un mes, y hacer nuevos amigos también lleva su tiempo. Márcate objetivos realistas basados en lo que realmente puedes conseguir con el calendario adecuado. - ¿Estoy haciendo demasiadas comparaciones?
Comparar las nuevas experiencias con lo que uno está acostumbrado puede ser contraproducente. Muchas cosas son simplemente diferentes: cuanto antes lo acepte, antes se acostumbrará a su nuevo entorno. - ¿Realmente tengo experiencias negativas?
Pregúntate si realmente estás luchando contra un problema o sólo se trata de un episodio aislado. Mantener una actitud positiva y abierta también te ayudará a no confundir los pequeños momentos difíciles con obstáculos insuperables. - ¿Le he dicho a mi coordinador cómo me siento?
Recuerda que no eres el primer estudiante que tiene experiencias negativas: tienes a tu disposición profesionales preparados para afrontar estas situaciones y dispuestos a ayudarte a tener la mejor experiencia posible, así que ¡aprovéchalos!
Tras examinar tus expectativas y tu actitud, probablemente tendrás una idea más clara de cómo abordar o reducir tu problema. A veces, basta con tener un pensamiento crítico para darte cuenta de que estudiar en el extranjero no es tan malo.
Cómo afrontar una experiencia negativa en el extranjero
Aunque las preguntas no hayan bastado para devolverte la tranquilidad, aún no es el momento de declararte derrotado. Para facilitar tu estancia en el extranjero, prueba estos consejos más prácticos:
Rompe hábitos
¿Sales todos los días con el mismo grupo de personas, vas a los mismos sitios y haces las mismas cosas? Estancarte en la rutina puede ser una de las razones que te impidan disfrutar plenamente de tu experiencia en el extranjero.
Aprovecha la oportunidad de hacer algo nuevo. Por ejemplo, explorar una zona distinta de la ciudad, probar una especialidad desconocida o apuntarte a una clase para aprender una nueva habilidad. Hay muchas formas de participar en tu país de acogida: cada una de ellas te enseñará algo más sobre la cultura local.
Hacer nuevos amigos
Aunque ya hayas hecho amigos en los primeros meses, plantéate si realmente son la mejor inversión de tu tiempo. Un año en el extranjero puede parecer una eternidad cuando llegas, pero terminará más rápido de lo que imaginas. Aprovecha al máximo cada día y rodéate de personas positivas que fomenten el aprendizaje y la exploración.
Hacer nuevos contactos puede ser difícil, sobre todo si aún estás aprendiendo el idioma local, pero no te desanimes. Relacionarte con la población local es una parte importante de la experiencia de estudiar en el extranjero: comprenderás mejor tu país de acogida y tendrás la oportunidad de practicar conversaciones en el idioma.
Cuida de ti mismo
Durante un año en el extranjero es importante que te relajes y disfrutes, pero esto no debe convertirse en un motivo para dejarte llevar. Mantener el cuerpo sano puede influir positivamente en el disfrute de la experiencia.
Dedica tiempo a hacer ejercicio y deporte, sigue una dieta equilibrada y no olvides que tu mente también es un aspecto que no debes descuidar. Estar en un país nuevo es estupendo, pero puede ser una fuente de estrés. Saber gestionarlo (quizá con ayuda de técnicas de meditación) es la clave de una experiencia satisfactoria.
Limita el uso de las redes sociales
Alejarte de la pantalla y moderar el uso de las redes sociales también puede mejorar tu experiencia en el extranjero. Revisar constantemente tu cuenta de Instagram o Facebook puede impedirte, sin que te des cuenta, sumergirte en la cultura local y pasar tiempo de calidad con tu familia de acogida.
También hay otra razón menos obvia para alejarte de las redes sociales: la nostalgia. Si lo estás pasando mal en tu nuevo entorno, recibir constantemente actualizaciones sobre la vida de tus amigos sin duda te hará sentir peor.
¿Seguir estudiando en el extranjero o no?
Por supuesto, siempre existe la posibilidad de que durante tu año en el extranjero ocurran experiencias negativas ajenas a tu voluntad, y si las cosas empeoran, siempre puedes volver a casa cuando quieras.
Pero, de todos modos, las experiencias negativas forman parte de la vida, y la mayoría de las veces siempre tendrás más opciones de las que crees para afrontarlas. En muchos casos, incluso pequeños cambios pueden convertir tu estancia en el extranjero en algo verdaderamente excepcional: una forma de crecer.
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