El interés por Japón crece constantemente y esto no es de extrañar dada la gran riqueza cultural de este país. Su fuerza reside en la singularidad de sus paisajes y en cómo los hábitos y costumbres típicos japoneses se han vuelto rápidamente replicables en Occidente. La tierra del Sol Naciente no deja de sorprender y atraer.
También hay que destacar la cocina, en la que reina el sushi, el arroz y la sopa de miso. Aunque también han llegado hasta nosotros algunos platos, la autenticidad de Japón sólo se puede vivir en sus tierras. ¡En este artículo exploraremos todos los aspectos de la cultura japonesa, para profundizar en una realidad que sigue preservando mitos, leyendas y tradiciones en la vida cotidiana!
La cultura japonesa, un impulso hacia la modernidad
El Japón, con sus 378.000 kilómetros cuadrados, se encuentra entre los países más densamente poblados del mundo; a modo de comparación, su superficie es comparable a la de Noruega. Otro récord destacable está relacionado con la longevidad de sus habitantes, de hecho los japoneses son famosos por vivir mucho tiempo. ¿Cuál será su secreto?
A pesar del tiempo disponible, la velocidad lo es todo para Japón
El país japonés es famoso por su eficiente sistema ferroviario de alta velocidad, conocido como Shinkansen. Fue este tren el primer servicio ferroviario comercial de alta velocidad del mundo, y Japón sigue ostentando récords por su fiabilidad y puntualidad. ¡La velocidad más alta registrada es de 443 km/h!
La pasión por la velocidad combina bien con el avance de las tecnologías en las que Japón es pionero en el campo de la robótica avanzada, aplicada en la atención sanitaria, el entretenimiento y la fabricación.
JAPÓN ES LA TIERRA DONDE EL FUTURO SE ENCUENTRA CON LA TRADICIÓN
Lengua y cultura japonesas: alfabetos fonéticos y caracteres logográficos
La lengua japonesa es muy fascinante y compleja, con una escritura única cuyas raíces se hunden en una cultura antigua. La lengua japonesa está compuesta por tres sistemas de escritura principales: hiragana, katakana y kanji. Hiragana y katakana son alfabetos fonéticos, mientras que los kanji son caracteres logográficos derivados de los caracteres chinos. Para aprender la lengua japonesa, es esencial adquirir competencias en los tres sistemas.
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Hiragana
El hiragana es el alfabeto fonético japonés, compuesto por 46 caracteres. Cada carácter representa una sílaba y puede utilizarse para escribir palabras de origen japonés. Es el primer sistema de escritura que la mayoría de los principiantes aprende, y es esencial para leer textos en japonés básico.
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Katakana
El katakana es un segundo alfabeto fonético japonés, también compuesto por 46 caracteres. Sin embargo, se utiliza principalmente para transcribir palabras extranjeras y nombres propios extranjeros. Es común en los textos que hacen referencia a culturas diferentes de la autóctona y que, por lo tanto, intentan integrar en la lengua escrita términos que originalmente no le pertenecen.
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Kanji
Los kanji son caracteres logográficos chinos utilizados en la escritura japonesa. Existen miles de kanji, pero el gobierno japonés ha establecido cerca de 2.000 como los más esenciales para la vida cotidiana, los llamados “kanji de grado”, que se aprenden durante los años escolares. Para comprender mejor este tipo de enseñanza, basta pensar que en cada año escolar, comenzando desde el primer año de primaria, se introducen un número definido de kanji, permitiendo así un aprendizaje gradual con la ayuda de textos simplificados. Se entiende rápidamente que aprender los kanji requiere tiempo y dedicación, pero es fundamental para leer textos avanzados y comprender la cultura japonesa.
Puedes empezar a familiarizarte con algunas apps que enseñan japonés con niveles y desafíos diarios.
caligrafía japonesa
La caligrafía japonesa es un arte tradicional que consiste en escribir caracteres manualmente con pinceles y tinta sobre papel de arroz. Es una forma de expresión antigua y artística, que requiere paciencia y práctica para dominarla. Las escuelas de caligrafía en Japón enseñan a sus practicantes cómo crear trazos elegantes y armoniosos que reflejen su personalidad, de modo que cada escritura preserve la identidad del artista.
Las principales fiestas, costumbres y tradiciones de la cultura japonesa
La cultura japonesa ve su máxima expresión en las fiestas, eventos del calendario que encantan a los japoneses como a millones y millones de turistas de todo el mundo. No es de extrañar que los momentos de mayor asistencia en este archipiélago coincidan precisamente con aniversarios únicos y fascinantes. Veamos juntos las principales fiestas japonesas:
Año Nuevo en Japón
Al igual que en Italia, en Japón también se celebra el Año Nuevo en la noche del 31 de diciembre y durante el día del 1 de enero. Las tiendas y los locales permanecen cerrados para permitir que todos celebren; generalmente es una festividad que se celebra en familia y que culmina con el Joya-no-Kane. ¿De qué se trata? Quizás lo hayas notado en numerosas películas y series animadas: el Joya-no-Kane son los 108 campanadas que despiden el año pasado y reciben el nuevo con los mejores propósitos. Según la tradición budista, de hecho, las campanadas son un ritual de purificación para ahuyentar los 108 deseos terrenales y liberar al ser humano de los pecados del año que acaba de terminar. Para vivir el Año Nuevo japonés basta con acudir a los templos y saborear junto a cientos de personas el amazake, una bebida típica japonesa a base de arroz fermentado.
Hanami – flores de cerezo en Japón
La floración de los cerezos en Japón es un auténtico acontecimiento que atrae cada año a miles de turistas de todo el mundo. La tradición del hanami nació de una antigua costumbre japonesa de admirar los cerezos en flor; su belleza y su característico color rosa son ahora icónicos. Para celebrarlo, prepara un picnic a la sombra de los sakura si es de día; de lo contrario, participarás en el yozakura, el cerezo nocturno, y presenciarás su floración bajo un cielo estrellado.
Kodomo no hi – la felicidad de los niños
El Día de los Niños se celebra cada año el 5 de mayo, coincidiendo con el final de la Golden Week, una semana de festividades en Japón. El Kodomo no hi tiene como objetivo respetar la personalidad de los niños y celebrar su felicidad. El animal símbolo de esta festividad es la carpa, que según sus colores y diseños representa a los miembros de la familia.
Hanabi – los fuegos artificiales de verano
En lengua japonesa significa literalmente “flor de fuego”, y si lo piensas bien, los fuegos artificiales a menudo se parecen a un capullo que se abre. Tradición japonesa desde el siglo XVIII, los espectáculos pirotécnicos se celebran anualmente y tienen lugar en los meses de julio y agosto. Jardines, parques y calles se llenan de gente que acude para ver los fuegos artificiales y probar el street food japonés, del cual hablaremos más adelante.
Momiji – los colores del otoño japonés
Si en primavera Japón se tiñe de tonos rosados, en otoño se pasa del amarillo al rojo más intenso, un estallido de tonalidades cálidas y vibrantes. El periodo del momiji —palabra formada por los kanji de “rojo intenso” y “hojas”— es ese momento del año. Desde septiembre hasta principios de diciembre como máximo, todo el país nipón se desprende de las hojas verdes del verano para dar paso a nuevas nuances. Aunque menos conocido que el hanami, es un espectáculo visual que comúnmente se representa con el arce palmado, también llamado arce rojo japonés.
Caza de otoño
Si en primavera vas a buscar flores de cerezo, en otoño vas a buscar Momijigari, o cazar la hoja roja. Una forma divertida de pasar tiempo al aire libre buscando las tonalidades más particulares y coleccionando las hojas más bonitas.
Onsen – los baños termales japoneses
Otra tradición importante para la cultura japonesa son los baños termales. Generalmente, los onsen son baños al aire libre, pozas y manantiales de aguas termales que se encuentran lejos de los grandes centros urbanos y, por eso, suelen ser el destino preferido de las parejas que desean escapar de la frenética rutina japonesa.
Muchos hoteles y bed and breakfast han adoptado con el tiempo baños interiores que recuerdan a los onsen, con el fin de atraer visitantes. Pero si quieres vivir una experiencia auténticamente japonesa, lo mejor es buscar una estación termal más apartada y seguir las normas de etiqueta que este lugar de relajación requiere. Antes de entrar en la bañera es importante lavarse completamente, no llevar ningún tipo de bañador y respetar la separación por género.
Cultos y religiones en Japón
La cultura japonesa está profundamente entrelazada con una variedad de cultos y religiones que han moldeado la sociedad y la identidad nacional de Japón a lo largo de los siglos. Desde el Shintoísmo, la religión autóctona que celebra a los espíritus de los antepasados y la naturaleza, hasta el Budismo, con raíces profundas en la espiritualidad y la filosofía, pasando por movimientos más modernos como la secta Aum Shinrikyo, cuya historia estuvo marcada por eventos trágicos como el atentado en el metro de Tokio en marzo de 1995.
También existen minorías de otras religiones, como el Cristianismo y el Islam, pero representan un pequeño porcentaje de la población total y a menudo son practicadas por personas extranjeras que han elegido Japón como nuevo hogar.
Esta diversidad religiosa refleja la complejidad y la riqueza de la cultura japonesa, con prácticas y creencias que se fusionan y evolucionan dentro del tejido social del país. Explorar la variada gama de cultos y religiones en Japón ofrece una mirada profunda no solo a la espiritualidad, sino también a los valores, las tradiciones y la identidad misma de la nación.
Se conecta con el discurso sobre la espiritualidad, el mito de los 12 signos zodiacales. El horóscopo japonés, que no es otro que el chino, se basa en el calendario lunar. El Genka-reki, el calendario en cuestión, comienza el primer día del año lunar —que no coincide con el primero de enero como ocurre en la cultura italiana— y tiene un ciclo de 60 años simplificado en pequeños ciclos de 12 años cada uno.
Cada año está asociado a un animal y un elemento. Veámoslos juntos:
- Rata (nezumi)
- Buey (u shi)
- Tigre (tora)
- Conejo (u sagi)
- Dragón (tatsu)
- Serpiente (hebi)
- Caballo (uma)
- Cabra (h itsuji)
- Mono (saru)
- Gallo (tori)
- Perro (inu)
- Jabalí (inoshishi)
- Metal
- Agua
- Madera
- Fuego
- Tierra
El mito de los 12 signos narra de un banquete organizado por el mismo Dios, al cual fueron invitados trece animales, los mencionados anteriormente y el gato. Como habrás notado, el amigo felino no aparece en los 12 signos, y esto se debe a la trampa del ratón, un animal astuto y cauteloso, que le dio la fecha equivocada al gato. Este, por lo tanto, se perdió el banquete y fue exiliado de la institución de los signos zodiacales.
Simbolismo en la cultura japonesa
Imagina perderte en los laberintos de la mitología japonesa, donde cada criatura parece encarnar un fragmento de sabiduría antigua o un llamado a la naturaleza. Los dragones, seres fascinantes que en los últimos años han invadido las grandes y pequeñas pantallas, son muy diferentes de los occidentales. En Japón, son espíritus del agua, símbolos de fuerza y protección, capaces de controlar ríos y lluvias.
Los tengu, con cuerpo mitad humano y mitad pájaro, son criaturas que desafían a los viajeros con enigmas y pruebas, personificando la dualidad entre el bien y el mal.
Las serpientes, emblemas de renacimiento y cambio, encarnan el poder oculto, mientras que los monos, a veces traviesos, son considerados protectores de los viajeros.
También los gatos, en particular el maneki-neko – estatuillas pintadas con una pata levantada y en constante movimiento ondulante – simbolizan la fortuna y la prosperidad, dando la bienvenida a los visitantes con un saludo de buenos augurios.
Y luego están los demonios, como los oni, figuras aterradoras y a veces burlonas, que reflejan las sombras del alma humana. A través de los omamori – talismanes de papel o tela – y los aromas de los inciensos en los santuarios, la cultura japonesa sigue honrando estas figuras, permitiéndote sumergirte en un mundo de historias y significados profundos, más allá del tiempo y el espacio.


Sistema educativo en Japón
La escuela es un aspecto muy importante en el proceso de crecimiento de una persona japonesa. Desde pequeños, se enseñan conceptos y valores con mucho cuidado en todos los niveles educativos, lo que convierte a Japón en una de las poblaciones más amables y atentas con los demás.
La escuela japonesa es el primer paso para integrarse en la sociedad, y matricularse en una escuela privada de alto nivel puede ser la clave para acceder a una universidad prestigiosa y obtener, en el futuro, un empleo bien remunerado y satisfactorio. No es de sorprender que muchas familias estén dispuestas a hacer numerosos sacrificios para que sus hijos accedan a la mejor educación, recurriendo incluso a varios trabajos.
La educación japonesa incluye, al igual que en Italia, la escuela infantil, la escuela primaria, la secundaria y el bachillerato, para terminar con el recorrido universitario. Como suele suceder en el extranjero, también en Japón se ofrecen numerosas actividades extracurriculares para permitir que los estudiantes interactúen y se enfrenten en diferentes niveles, deportivos y recreativos, y profundicen en sus propios intereses y pasiones.
En el plan de estudios, existen numerosas materias obligatorias, entre las que se incluyen inglés, japonés, estudios sociales, educación física… El sistema escolar japonés, al igual que su cultura, engloba innovación y tradición, y sigue siendo uno de los aspectos más representados en el cine.


Manga y anime de la cultura japonesa
Los manga y los anime japoneses son mucho más que simples formas de entretenimiento: son puertas que se abren a mundos increíbles, donde la fantasía se encuentra con temas profundos y universales. En el primer caso hablamos de cómics, utilizando un término occidental, en papel o digital, mientras que cuando se hace referencia a un anime, se habla de un producto audiovisual por episodios en animación.
Desde historias de aventura llenas de heroísmo hasta tramas delicadas que exploran el crecimiento interior y las relaciones humanas, cada manga y cada anime representan una inmersión total en la cultura japonesa. Los personajes, a menudo memorables y complejos, enfrentan desafíos épicos, viajando por mundos fantásticos o enfrentando dificultades de la vida cotidiana, reflejando de una manera única valores como el coraje, la amistad y la perseverancia.
Ofrecen una visión sorprendente de la cultura y la creatividad niponas, transportándonos a mundos donde la aventura y la introspección se entrelazan. Obras como Attack on Titan, con sus profundas reflexiones sobre la libertad y la supervivencia, o Demon Slayer, que mezcla combates espectaculares con una conmovedora historia familiar, son solo algunos ejemplos de cómo los mangas modernos saben explorar emociones intensas y valores universales. Añadimos a la lista My Hero Academia, con su visión sobre el significado de ser un héroe, y Jujutsu Kaisen, donde lo sobrenatural se encuentra con los dilemas personales. Cualquiera que sea el título, se trata de historias que resuenan en el corazón de los fanáticos y en cada serie, ya sea que nos haga reír, reflexionar o soñar, podemos descubrir una parte de la cultura japonesa que continúa conquistando al mundo entero.
Cocina tradicional: cada bocado es una inmersión en la cultura japonesa
La cocina japonesa tradicional es un arte refinado que realza los ingredientes frescos, la estacionalidad y la armonía visual, siguiendo una filosofía que privilegia el equilibrio y la sencillez.
El arroz, base indispensable de la dieta, acompaña casi cada plato: desde el clásico sushi y onigiri hasta los tazones de arroz al vapor junto con sopas y acompañamientos. El pescado es el protagonista indiscutido de la dieta japonesa, servido crudo como sashimi o marinado en caldos sabrosos, mientras que las verduras frescas y en escabeche, como el daikon y el tsukemono, añaden sabores y texturas contrastantes.
Las sopas, como la famosa sopa de miso, están presentes en casi todas las comidas y se preparan con dashi, un caldo a base de alga kombu y pescado seco, que aporta un sabor umami delicado. Las técnicas de cocción varían desde la tempura, donde los alimentos se fríen en una masa ligera, hasta los platos a la parrilla como el yakitori, pasando por la tradicional cocción al vapor del chawanmushi, un delicado flan de huevo. Todo se presenta en pequeñas porciones, dispuestas con cuidado para resaltar los colores y las formas de los ingredientes, enfatizando así la estética y la armonía de los platos.




La forma de comer es parte de la experiencia cultural: los palillos (hashi) son el utensilio principal y se usan con atención y respeto. Se considera de mala educación atravesar la comida o pasarla directamente de un palillo a otro, ya que estos gestos están asociados con rituales funerarios. Las sopas se sorben directamente de la cuenco, mientras que los ingredientes sólidos se toman con los palillos y se acercan a la boca.
Para el sushi, la etiqueta tradicional sugiere sumergir ligeramente el pescado en salsa de soja, evitando mojar el arroz para preservar su textura, mientras que el sashimi se disfruta acompañado de una pequeña cantidad de wasabi y salsa de soja para realzar el sabor del pescado. Algunos platos como la tempura se sumergen en una salsa específica, mientras que los fideos – udon y soba – se consumen ruidosamente para enfriarlos y mostrar aprecio, un comportamiento bien visto en Japón que quizás no esperabas.
Para el chawanmushi, servido en pequeños cuencos con una tapa, se usa una cucharita para disfrutar de la crema de huevo cocida al vapor sin perturbar su delicada consistencia. Los dulces tradicionales como los mochi se pueden comer con las manos, pero a menudo se sirven con pequeños utensilios para evitar que se peguen a los dedos. Al final de la comida, es costumbre beber té verde – sin añadir azúcar o leche – para respetar la pureza y el aroma de la bebida, cerrando la comida con una nota de autenticidad y calma.
Así, cada gesto y cada bocado se convierten en una oportunidad para honrar la antigua filosofía japonesa del wa (armonía), que valora la comida no solo como un alimento, sino como una experiencia cultural y sensorial, respetuosa y completa.
Sake y otros licores japoneses
En Japón el arte de beber es tan importante como el de comer y acompaña la comida con elegancia, completando la experiencia culinaria. El sake, conocido como “vino de arroz”, es la bebida japonesa más emblemática y se sirve frío o caliente, según la temporada y el tipo de plato que acompañe. Se obtiene de la fermentación del arroz, y sus notas aromáticas pueden variar desde delicadas y florales hasta más intensas y afrutadas. Tradicionalmente, el sake se sirve en pequeños recipientes llamados ochoko y los comensales lo sirven a sus invitados, un gesto que representa respeto y hospitalidad.
Además del sake, el shochu es otra bebida alcohólica muy popular, destilada a partir de ingredientes como arroz, cebada o batatas, y tiene un contenido de alcohol mayor que el sake. El shochu se puede servir puro, con hielo o diluido en agua fría o caliente. Esta variedad de modos permite combinarlo con platos de diferentes intensidades, desde sabores más delicados hasta otros más contundentes.
En los últimos años, el umeshu, un licor dulce elaborado con ciruelas japonesas, también ha ganado popularidad tanto como aperitivo como como bebida al final de las comidas. El sabor del umeshu es dulce y afrutado, lo que lo hace agradable incluso para quienes prefieren bebidas menos alcohólicas.
Otra opción es la cerveza japonesa, como Sapporo o Asahi, que marida bien con platos fritos como la tempura o el karaage (carne frita, en la mayoría de los casos pollo), aportando una nota fresca y ligera.
Arte marcial en la cultura japonesa
Le arti marziali giapponesi sono più di semplici tecniche di combattimento; incarnano una filosofia di vita che abbraccia disciplina, rispetto e autocontrollo. Ogni arte marziale ha le proprie caratteristiche uniche e una storia profonda che affonda le radici nella tradizione giapponese.
- Judo: desarrollado en el siglo XIX por el maestro Jigoro Kano, se centra en la técnica de la “yawaragi” o flexibilidad: utiliza la fuerza del oponente a su favor, transformando la energía recibida en un impulso para su propia defensa.
- Karate: nacido en Okinawa, su objetivo es el perfeccionamiento de la autodefensa mediante golpes de mano y pie. Aquí, la concentración y la fuerza interior son tan importantes como la potencia física, ya que la filosofía del karate-do, o “camino de la mano vacía”, enseña a dominar las emociones y a utilizar la fuerza solo cuando sea estrictamente necesario.
- Kendo, o “camino de la espada”: tiene sus raíces en las antiguas técnicas de los samuráis y se practica con una espada de bambú llamada shinai. Cada golpe en el kendo se acompaña de un kiai, un grito que libera la energía interna y añade intensidad y precisión al ataque. El kendo no solo desarrolla habilidades técnicas, sino que también fomenta el espíritu indomable del practicante, en línea con el principio de “mu”, o vacío mental, fundamental para la estrategia.
- Aikido: ideado en el siglo XX por el maestro Morihei Ueshiba, que se basa en la resolución pacífica de los conflictos. El aikido se centra en la neutralización del agresor sin causarle daño, enfatizando movimientos circulares que desarman al oponente sin herirlo. Los practicantes de aikido aprenden no solo técnicas defensivas, sino también los principios de la “no resistencia”, desarrollando empatía y respeto por los demás.
Cada una de estas artes marciales incorpora aspectos de la cultura japonesa, como la etiqueta (rei), que enseña respeto y humildad, y la búsqueda constante de la superación personal. Las artes marciales japonesas, por tanto, no son sólo disciplinas físicas, sino caminos de crecimiento interior que apuntan a la armonía entre cuerpo, mente y espíritu, invitando a sus practicantes a cultivar la fuerza y la compasión dentro y fuera del dojo.
El estilo de vida japonés
Un aspecto significativo es el concepto de shikata ga nai, que se traduce como “no se puede hacer nada al respecto”. Esta actitud de aceptación ayuda a mantener la serenidad incluso frente a dificultades y desafíos, permitiendo a los japoneses enfrentar la vida con resiliencia y determinación. La meditación y la práctica de la atención plena, como el zazen (meditación sentada), están integradas en la vida cotidiana para promover la calma interior y la reflexión.
La vida cotidiana también está influenciada por la importancia de la comunidad y los lazos sociales. Las familias a menudo se reúnen para las comidas, compartiendo no solo comida, sino también historias y tradiciones, creando un sentido de pertenencia y continuidad. En las ciudades, las personas se dedican a una variedad de actividades comunitarias, como las limpiezas de barrio, mostrando responsabilidad hacia el medio ambiente y los demás.
También el trabajo en equipo es un valor central, evidente en las empresas japonesas, donde la colaboración y el apoyo mutuo son esenciales para el éxito colectivo.
Las personas japonesas son generalmente consideradas reservadas pero increíblemente hospitalarias. El concepto de omotenashi, que implica una atención al servicio y a la satisfacción de los huéspedes, se refleja en la manera en que los japoneses interactúan con quienes los rodean. Incluso en la vida frenética de las metrópolis como Tokio, existe una constante preocupación por el bienestar de los demás, desde las pequeñas cortesías diarias hasta los esfuerzos más amplios para crear un ambiente acogedor.
El respeto por las raíces culturales y la innovación coexisten en armonía, ofreciendo a quienes visitan Japón una experiencia inolvidable y profunda. Las personas japonesas encarnan este equilibrio, convirtiendo cada interacción en una oportunidad de descubrimiento y apreciación de una forma de vivir que celebra tanto la comunidad como al individuo.


Cultura japonesa, una tradición que quieres hacer tuya
Visitar una de las culturas más famosas de Oriente, Japón nunca dejará de satisfacer su experiencia y asombro. Si estás durante unas verdaderas vacaciones o por un año en el país extranjero, ten en cuenta una cultura milenaria que continúa preservando mitos y leyendas locales.
Explorar Japón es abrazar su cultura y despojarse de la mentalidad occidental y aprender del tiempo y del repique de las campanas.